Estaba matando el tiempo en mi aburrida vida cuando esta chica de aspecto pretencioso pasó a mi lado. Quería verla gritar, así que le tiré un bote de semen. No sólo no dijo ni una palabra, sino que empezó a lamer mi semen. La seguí hasta su apartamento, que dejó abierto a propósito. Lo que me esperaba tras esa puerta era un mundo que nunca había soñado.