Aina es sometida a más humillaciones, siendo atada con cuerdas mientras lleva puesto un leotardo que se usa para las gimnastas y recibe palos que se usan en ella. Incapaz de soportarlo, finalmente lo pide ella misma. Planea recuperar su dignidad tendiéndole una trampa al protagonista, pero su plan fracasa porque éste ya ha quebrado a la chica que debía verlo violar y denunciarlo.