Rico se vio obligada a vivir sola sin sus papás y compartir su casa con su tío Rikuto. Él solía ser bastante seguro de sí mismo y muy atractivo, pero ahora le suplicaba perdón, con sus bragas puestas en la cabeza. A pesar de su vergonzoso comportamiento, Rico seguía encontrándolo muy atractivo y le permitió quedarse, pero solo como su «mascota». Curiosa y reservada, Rico, que a menudo se entregaba a fantasías sexuales en privado, comenzó a asignarle tareas íntimas...